Música de fauna y tocadiscos
Aixa Rava construye en esta obra un mundo onírico donde lo delicado convive con lo salvaje en la tensión cotidiana de un yo que habita un paisaje inmenso, inabordable, por momentos indócil.
¿Qué identidad tiene lo que se deshace? ¿Qué mismidad conserva lo efímero? Sobre esta misma nieve encierra, ya desde el título, una contradicción aparente que funciona como combustible para la fabulación lírica: las propiedades físicas de la nieve son simbólicas. Poco durable sería todo lo que intentara apoyarse en la nieve material, pero para la poeta es precisamente la nieve esa lente para ver la realidad a largo plazo, el vehículo privilegiado de la memoria, el despertar inmediato de la evocación, sentido del presente y del porvenir: "Una bola de nieve es como una bola de cristal: / puedo ver a través las calles blancas [...] las huellas cimbreantes, barrosas [...] Puedo ver también las tardes / de juego en casa: [...] mamá que teje y toma mates y nos mira".
Aixa Rava construye un mundo onírico donde lo delicado convive con lo salvaje en la tensión cotidiana de un yo que habita un paisaje inmenso, inabordable, por momentos indócil. Su poesía es un contrapunto de glaciares, neviscas, valles, álamos protectores, frambuesos, altas lengas —los robles de Tierra del Fuego conocidos como haya austral o roble blanco—, plantas rosario, espinosos alpatacos (algarrobas), y los "pequeños movimientos afectivos" que se desarrollan en interiores domésticos: la ceremonia de hacer el pan, la cebadura del mate, las tortas fritas de la Tía Mercedes que duran como la lluvia, las discusiones con el padre, los encuentros amorosos y sus desengaños.
Esta mirada plural sobre el paisaje humano y natural, que reúne eficazmente espacios de la inmensidad patagónica (Tierra del Fuego, Neuquén) con microclimas íntimos, da lugar a una voz personal y por momentos inquietante que bucea entre el extrañamiento y la familiaridad. La tensión de estos cruces ha sido explorada por la literatura argentina durante los siglos XX y XXI: desde la narrativa de Julio Cortázar y Silvina Ocampo hasta la de Mariana Enríquez, y en la poesía reciente, como es el caso de Andrea López Kosak en Animales de costumbre (2021). Aixa Rava se inserta, entonces, en una prolífica tradición nacional e introduce un giro propio en el tratamiento de este asunto. Lo "familiar amenazante" se evidencia, por ejemplo, en el arranque de Todos los días tienen sangre:
Pienso mientras corto las papas
mientras cocino para mí como hace tiempo
cocinaba para nosotros
que yo querría cocinarte a vos
cocinarte en esta cacerola
reducirte con un bocado de hongo
mágico
salpimentarte a gusto, rehogarte apenas
con cebolla morada y pimiento rojo
[...]
te comería a mordiscos desesperados
tenerte dentro como nunca antes [...]
Hay en esta antología —que reúne poemas de cuatro libros éditos más algunos textos inéditos— otro hilo conductor, que es la figuración animal. La fauna irrumpe en su dimensión real e imaginaria, como en un bestiario, y las arañas no son insectos sino cabellos: "los pelos como madejas / en los azulejos de la ducha. / Cuando estoy sin lentes / son arañas inmóviles que entretejen / el agua que cae desde mis pechos hasta mi pubis". Nutrias, arañas, cucarachas, perras, orcas, tortugas habitan una casa que es una especie de metacuerpo, proyección de las sensaciones físicas y espirituales de su moradora, y que hereda sus circunstancias anímicas.
Las resoluciones aforísticas de este libro son numerosas: "No hay creación, ya no busques / este es un mundo de réplicas"; "A veces la armadura / se parece a un cascarón / y se parte"; "el cuerpo no miente [...] pero de alguna forma se escapa"; "Me enamoré fuerte / pero no me enamoré bien / sin darle cabida al miedo / al desaliento"; "Poco a poco cercados / los sitios de mi cuerpo. / No, no lo hice sola / no puedo sola con tanto / territorio vivo". Notable la experimentación verbal, los neologismos y palabras compuestas que aportan su dosis de extrañamiento lingüístico a una atmósfera asombrosa: bibélula, campominado, pretormenta.
Reflexiones territoriales amplias se suman a las escenas domésticas y a la idea de errancia: la migración interna, individual, dentro de la misma Patagonia argentina, y la migración intercontinental, ancestral y familiar, con el barco metafórico partiendo desde un pueblo del interior (dell’entroterra) situado en la región italiana de Marche. El poema Un antes evoca a los antepasados italianos: "Hizo un té de cúrcuma y jengibre / y nos sentamos a imaginar un antes: / el barco zarpando de Treia, / el niño sin hermana ni madre, / la tierra nueva y la promesa". Son constantes las menciones a los espacios del nacimiento y del arraigo: Tierra del Fuego con su conflictiva insularidad (la isla puede ser cárcel donde sentirse libre y presa a la vez) y la sensación de "estarse vacía" tras mudarse a otra tierra patagónica distante, el "hogar nuevo" de cerros colorados, Neuquén, tierra de las manzanas.
Aixa Rava construye una poesía con despliegue hacia adentro y hacia afuera. Nos revela una mirada personal, lírica e intimista de un territorio fascinante, la Patagonia, con su topónimo acuñado por Antonio Pigafetta durante la expedición en la que acompañó a Fernando de Magallanes en su periplo alrededor del globo, entre 1519 y 1522.
Marisa Martínez Pérsico (Buenos Aires, Argentina, 1978) es poeta, traductora, investigadora y docente.
AIXA RAVA, SU QUESTA STESSA NEVE
Aixa Rava, poetessa argentina nata nel 1982 nella Terra del Fuoco, costruisce un mondo onirico dove la delicatezza convive con la primitività nella tensione quotidiana di un io che vive in un paesaggio immenso, inarrivabile, a tratti indomabile. La sua poesia è un contrappunto di ghiacciai, nevischio, vallate, pioppi protettori, frutti di bosco, faggi elevati – le querce della Terra del Fuoco conosciute come faggio australe o quercia bianca –, piante del rosario, olivelli spinosi (carrube), e i “piccoli movimenti affettivi” che si sviluppano negli interni domestici: la cerimonia del fare il pane, la preparazione del mate, le torte fritte della zia Mercedes che durano quanto la pioggia, le discussioni con il padre, gli incontri amorosi e le loro delusioni.
Ampie riflessioni territoriali si sommano alle scene domestiche e all’idea di erranza: la migrazione interna, individuale, all’interno della stessa Patagonia argentina, e la migrazione intercontinentale, ancestrale e familiare, con una nave metaforica partendo da un popolo dell’entroterra, situato nella regione italiana delle Marche. Il poema “Un antes” evoca gli antenati italiani: “Ha fatto un tè alla curcuma e zenzero / e ci siamo seduti ad immaginare un prima: / la nave salpando da Treia, il bambino senza sorella né madre, / la terra nuova e quella promessa”. Sono costanti i riferimenti agli spazi della nascita e delle radici: la Terra del Fuoco con la sua insularità conflittuale (l’ isola può essere un carcere dove sentirsi al contempo libera e imprigionata) e la sensazione di “sentirsi vuota” dopo il trasferimento in un’altra terra patagonica distante, la “nuova casa” di colline colorate, Neuquén, terra delle mele.
Aixa Rava crea una poesia con una proiezione verso l’interno e verso l’esterno. Ci rivela uno sguardo personale, lirico e intimista su un territorio affascinante, la Patagonia, con il suo toponimo coniato da Antonio Pigafetta durante la spedizione in cui accompagnò Ferdinando Magellano nella circumnavigazione del globo, tra il 1519 ed il 1522.
LA TRACCIA
Rimasi nella così chiamata – fase dell’infanzia il ritornello guardando l’albero salendoci sopra strisciandoci unendolo al tempo. In quel singolo istante ritrovai la spirale infinita dei ricordi come un baco che di nuovo cammina sulle tracce di sé stesso. Così, tutto il pomeriggio dopo che te ne sei andato.
Traduzione di Elisabetta Longo
Los versos salvajes de la argentina Aixa Rava en “Sobre esta misma nieve”
Por Santiago Díaz Benavides para Leamos Infobae
El libro más reciente de la poeta y editora argentina, una evocación a la infancia, lo femenino y al paisaje gélido de la Tierra del fuego
Si antes de este libro los lectores no habían tenido noticia de la poeta Aixa Rava, entonces la puerta que se abre será más que oportuna, pues no hacen falta más de tres versos para quedar a merced de sus palabras.
Su poesía, como muy pocas, tiene la particularidad de salpicar, de soplar como el viento sobre el rostro de quien lee, llenarlo de olores y sensaciones, mostrarle las formas y los colores propios de la Tierra del Fuego, sus sonidos y sus silencios, hacerle saber que hay algo más allá del frío y el tiempo.
Con prólogo de la poeta Marisa Martínez Pérsico, “Sobre esta misma nieve”, título publicado en España por el sello Esdrújula Ediciones, y terminado de imprimir en Granada, el 21 de septiembre de 2022, mismo día que nació Luis Cernuda, 120 años atrás, contiene entre sus páginas los versos de cuatro poemarios de la autora que vieron la luz con anterioridad y unos cuantos más completamente inéditos.
Acogidos aquí se encuentran “Barda” (2014), “La luz no se corta como el papel” (2016), “Los sitios de mi cuerpo” (2019) y “En el patio crece una planta rosario” (2021).
El libro abre con un epígrafe de la poeta Susana Villalba: Mi mano/acaso imprime en lo que toca/la huella/de una herida.../...caminé,/escribí,/no sé rezar/de otra manera. Luego viene el primer poema, una evocación a la infancia, a los días en aquellos parajes gélidos de Tierra del fuego, y así mismo se titula y arranca: “La luz rodea el verano en el recuerdo,/aquí la sombra deambula con los niños;/entre tuberas y fiordos, los glaciares/hacen que el hielo se vuelva un enemigo”.
Escribe Martínez Pérsico en el prólogo que “Aixa Rava construye un mundo onírico donde lo delicado convive con lo salvaje en la tensión cotidiana de un yo que habita un paisaje inmenso, inabordable, por momentos indócil. Su poesía es un contrapunto de glaciares, neviscas, valles, álamos protectores, frambuesos, altas lengas (...), plantas rosario, espinosos alpatacos (algarrobas), y ‘los pequeños movimientos afectivos’ que se desarrollan en interiores domésticos”.
Versos sobre hacer pan, cebar el mate, y fritar las tortas con la Tía Mercedes; versos sobre lo panorámico, lo que se ve de cerca y de lejos; sobre la niñez de antes, la maternidad de ahora, lo femenino; versos sobre los ires y venires, sobre no saberse quieta ante un cielo inmenso; versos sobre el viento, sobre el ave y la hoja que cae.
¿Qué es lo que pasa cuando ya no hay nada?, se pregunta Rava. Ya no suena la voz, no se recuerda la sensación al tacto, no se sabe bien qué fue antes y qué fue después. La poeta se hace preguntas, se interpela, intenta responder, pero tantea, apenas si deja huellas.
Con voz quedita y la mirada baja, Rava recorre los destinos del amor y la querencia, se instala de lleno en el recuerdo y rescata la memoria, lo mejor que puede; se mira en el espejo, ella, y se reconoce mujer, aunque no pueda sola, “con tanto territorio vivo”.
Profesora en Letras, poeta y editora, Aixa Rava es, quizá, una de las voces más intensas de la nueva poesía argentina. Versos suyos aparecen en distintas antologías nacionales y extranjeras, y su labor al frente del sello Tanta Ceniza Editora la destaca como gestora entusiasta del oficio más preciso de la palabra, el más doloroso y sublime también, la poesía.
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